El equipo dirigido por Vincent Kompany apenas y pudo vencer 3-1 al Slovan Bratislava, por lo que deberá de disputar la ronda del repechaje para aspirar a clasificar a la ronda de octavos de final
El Bayern Múnich tenía la obligación de ganar seis de ocho juegos para clasificar directamente a la ronda de los octavos de final y no lo hizo. Tan simple como eso. A pesar de que el cuadro dirigido por Vincent Kompany se impuso por 3-1 en casa ante el Slovan Bratislava, lo hecho en siete jornadas anteriores sentenció al cuadro bávaro en lo que ha sido la primera edición de la UEFA Champions League con un formato de liga.
El campeón récord alemán saltó al campo del Allianz Arena con la obligación de ganar al modesto equipo eslovaco por una diferencia de ocho goles, pero también con la dependencia de que se dieran otros resultados para poder evitar el repechaje. Ni el Bayern goleó de forma escandalosa, ni los rivales que tenían que ‘tropezar’ lo hicieron, por lo que ahora Kompany y compañía se deberán de preparar para enfrentar en un ida y vuelta al Celtic Glasgow de Escocia o al Manchester City de Inglaterra, según resulte de un sorteo. Esto último se debe a que el Bayern empató en goles a favor y en contra, así como en puntos, con el Real Madrid.
Con 15 puntos, obra de cinco victorias (Dinamo Zagreb, PSG, Benfica, Shakthar Donestk y Slovan Bratislava), y tres derrotas (FC Barcelona, Aston Villa y Feyenoord), el Bayern quedó un punto por debajo del Lille, Aston Villa y Bayer 04 Leverkusen, con un menor goleo que el Borussia Dortmund y Atalanta, por lo que terminó la fase de liga de la temporada 2024/25 de la Champions League como duodécimo clasificado, pasando de esta forma al repechaje entre los equipos posicionados entre los lugares 9 y 24 de la tabla general.
Ante el Bratislava, Vincent Kompany comenzó el encuentro con un once titular inesperado, probablemente haciéndole saber a varios de los jugadores presentes que, si querían ganarse una oportunidad en el equipo principal, hoy era el momento de dar un paso adelante. Así, el belga alineó a Manuel Neuer, Joshua Kimmich, Josip Stanisic, Kim Min-jae, Sacha Boey; Aleksandar Pavlovic, Michael Olisé, Thomas Müller; Leroy Sané, Mathys Tel y Harry Kane, también probablemente con la idea de meter a más artillería pesada en la segunda parte. Lastimosamente, este planteamiento no le dio resultados.
Durante la primera mitad, el Bayern apenas y tuvo dos jugadas de peligro realmente relevantes. La primera, a los 4 minutos, después de que Sacha Boey envió un centro desde la derecha que Mathys Tel logró cabecear, pero que Tominic Takác atajó tras estirarse a su costado derecho. Poco después, Thomas Müller abrió el marcador con solo siete minutos de juego tras una jugada de conjunto. Leroy Sané recibió dentro del área grande por la banda de la izquierda y cedió inmediatamente a Joshua Kimmich, quien centró al movimiento de «Súper Thomas» quien le ganó la marca a un rival y mandó la pelota al fondo con la testa.
Durante la segunda parte, al minuto 62 Kompany envió a sus hombres de confianza al campo de batalla. Jamal Musiala ingresó por Thomas Müller, Serge Gnabry por Sacha Boey y Kingsley Coman por Mathys Tel. Y el cambio tuvo efectos inmediatos, con ‘Bambi’ asistiendo a Harry Kane para anotar de cabeza, a segundos de haber ingresado al campo de juego. Pero, nuevamente, después del gol vino la calma.
Fue hasta el minuto 83’ que se pudo abrir otra posibilidad de gol a través de Harry Kane. El delantero inglés dejó mano a mano a Serge Gnabry tras una serie de paredes con Jamal Musiala y, sorprendentemente, el alemán falló en el mano a mano contra Takác. Afortunadamente, el rebote al disparo fue incrustado en las redes por Kingsley Coman.
La desesperanza se sentenció al 90’. Tras una triangulación, prácticamente caminando, Marko Tolic logró ingresar al área grande del Bayern Múnich y desde el sector derecho, mandó un obús que se incrustó en el ángulo contrario de la portería defendida por Manuel Neuer, ante la mirada atónita del guardameta.
El Bayern, a lo largo del partido, como ha sucedido toda la temporada contra equipos que se encierra, siempre tuvo la pelota, pero al estar cerca del área rival, no tenía idea de cómo ofender. Un sinfín de centros sin dirección se enviaron por los 90 minutos del partido y al final, aunque el resultado era irrelevante para clasificar porque ni Lille, ni Leverkusen, ni Aston Villa tropezaron, queda un mal sabor de boca sobre las capacidades del equipo bávaro.
Para un equipo de la grandeza del Bayern Múnich no haber clasificado a la fase de los octavos de final de forma directa tras la implementación de este nuevo formato. Además, queda la sensación que, incluso pasando el repechaje, ante uno de los ocho mejores clasificados, poco tendrá que hacer para competir el cuadro de Kompany. Lo peor de todo esto es que la final de la Champions League será en Múnich, pero las sensaciones de que el equipo más grande de Alemania aspire a conquistar el título en casa son ínfimas.
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